Reflejos Opuestos
- Jesús Jiménez Sosa
- 22 dic 2016
- 1 Min. de lectura

Más allá de la compañía, no podemos ser solo compresión, pretendemos los finales misericordiosos aceptando el precio de los anhelos.
Y nuestra paz nos hace abrazar el adiós, esa cálida caricia solitaria nos carcome en productos seniles.
Vivo deseándote estos versos, por si acaso mi nombre, alcanzara dichoso las lejanas edades, tus recuerdos son lo mismo a una fabula incierta. De eslabones fraternales y divinos quedamos prendidos de mis rimas altivas.
Ser maldito de quien nada, desde el último abismo hasta el cielo más alto, tu que acumulas las sombras y huellas efímeras donde siempre te observo alejarte. Como duelen estas fechas y nosotros solo acostumbramos a mirar serenamente.
Y a los necios mortales que juzgan con maldad, sus obras bajo los ojos de jade, ángeles convertidos en bronce, ellos hablan de muerte y tu solo te limitas a cantar, iluminando una sola alma…
No habrá sol que oscurezca nuestro fuego de estrellas.
Comentarios