vías invisibles
- Jesús Jiménez Sosa
- 2 may 2017
- 1 Min. de lectura

Dentro de nuestra perfecta sociedad, detrás de los grandes edificios escondemos a la gente invisible hermanos con sed y hambre.
Somos tan intolerantes e incompresibles ante el dolor ajeno que tapamos el sol con un dedo pretendiendo que con un “no gracias” se terminan los problemas.
Y saber que no somos tan diferentes de ellos solo tenemos un poco más de suerte un poco menos de hambre y mucha más arrogancia por delante.
Debaten entre la vida y la muerte la visa y la suerte Un viento meciendo un día gris. sé que nuestras torres no son tan grandes ni fuertes comparado con el miedo de perdernos ahí.
No les llega una carta de la tierra natal el infierno no tiene un código postal sus huellas quebrantadas no se encuentran en sus dedos y temen cuando los llamamos detrás del cristal.
Hay algo que nuestros bienes no compran hay una minoría que puede cambiar su mundo. No es tu moneda lo que necesitan solo un poco de empatía y tiempo.
Y al final cuando nos demos cuenta que nuestros tesoros no son invaluables voltearemos la mirada hacia el pasado y descubriremos nuestro presente. sabremos que en los labios de judas todo sabrá a invento mientras que en la boca del tiempo todo sabe a sal.
Hagamos visibles las vías perdidas robémosle un recuerdo feliz, sembremos dentro de su herida una cura de vida que cierre su cicatriz.
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