Romance II
- Jesús Jiménez Sosa
- 27 jun 2017
- 1 Min. de lectura

El violín ya no llora, solo nos roza con su melodía Para que la guardemos en esa pequeña casa llamada reminiscencia.
Su interior es tan grande que su inmensidad nos acompaña, mora y labora sin descanso.
Desde allí. Amamos infinitamente. Abrazamos con delirio para no olvidar… y no ser olvidados.
Ya que el demonio de la finitud se convierte en nuestro más fiel compañero en el está contenida la memoria de los que amamos.
Tu maravilloso demonio. Eres Ángel también.
Eres el mensajero del sagrado deseo de amar De recordar
Y de existir…
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